COMO PREPARAR A LOS NIÑOS PARA LA TOMA DE MUESTRAS DE LABORATORIO
Toda situación relacionada con los profesionales de la salud implica una experiencia inédita para un niño, que seguramente se repetirá a lo largo de su vida. Por eso, se hace necesario lograr que, una primera vez —y las subsiguientes, en su caso— el niño se sienta protegido y contenido frente a este tipo de prácticas y pueda atesorar estas experiencias de manera positiva.
Además de la preparación previa que corresponde a su análisis, usted puede realizar acciones para ayudarlo a prepararse para la extracción de sangre y disminuir sus temores: lo que vaya a sucederle no debe ser conflictivo sino todo lo contrario, ni para usted ni para el niño. Los métodos que utilice para lograrlo dependerán de la edad y del temperamento del niño.
Recuerde que usted no está solo. Sin dudas, confíe en nuestro personal asistencial. Está especialmente entrenado para la atención de bebés y niños.
¿Cómo preparar a un niño para una extracción de sangre?
Brindándole información, además de la preparación previa que corresponde a su análisis.
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1) Contarle de qué se trata y “para qué”.
Si el niño sabe de qué se trata, es probable que se sienta menos preocupado por lo que va a suceder.
¿De qué manera?
- En forma breve y acorde a la edad del niño.
Dentro de las 24 horas antes de la extracción.
Para que el niño no suponga que fue iniciativa de sus padres, aclararle quién lo solicita.
¿Qué es una extracción de sangre? Para examinar la sangre en un laboratorio, porque el niño está enfermo o en tratamiento, es necesario obtenerla. Esto se realiza a través de una aguja en una de las venas del niño.
2) Explicarle “cómo”
Es una suave punción, sentirá como un pellizco, “un mosquito que pica”.
La duración es mínima.
Es indispensable que el brazo permanezca quieto durante la extracción, para que el proceso sea rápido y la molestia leve.
Antes de la extracción, le pondrán una banda ajustable alrededor del brazo. Va a estar ajustada, como si alguien le estuviera apretando un poquito el brazo.
El bacteriólogo o auxiliar le va a limpiar una pequeña porción de piel en el brazo, y en ese lugar va a sentir frío.
Va a poner la aguja en el brazo y la sangre va a entrar a través de la aguja. Puede sentir un pellizco o pinchazo, puede que le duela un poco, o que no sienta nada.
Una vez que le hayan extraído un poco de sangre, retirarán la aguja y le colocarán una curita en el lugar donde estuvo la aguja. Después de un rato, la podrá retirar y verá apenas un puntito colorado.
3) Evitar
Engañarlo.
Contarle experiencias personales negativas, ya sea a través de gestos o sobrentendidos.
Demostrar preocupación, malestar o nerviosismo porque su niño va a recibir un pinchazo. Esta práctica es de rutina durante la vida de cualquier persona, sana o enferma.
Volver sobre el tema si el niño no insiste.
Durante la extracción
La colaboración de los padres es fundamental, porque al niño hay que contenerlo afectivamente, para minimizar el miedo que pueda tener al momento de la extracción y también, físicamente, para facilitar la toma de la muestra y la tarea del bacteriólogo o el auxiliar.
Otros consejos
– Los niños se sienten mejor cuando ellos sienten que tienen un poco de control. Le puede dar opciones, por ejemplo, preguntarle qué quiere llevar al laboratorio, o si prefiere jugar con un juguete o escuchar su cuento preferido mientras le sacan sangre.
– Hágale saber que es normal que no le guste que le saquen sangre o que lo pinchen. Es bueno dejar que el niño pueda expresar cómo se siente. También es buena idea decirle al niño que el “trabajo más importante” es que permanezca quieto y tranquilo durante el procedimiento y que la razón más importante es su salud.
– Si el niño se preocupa porque piensa que no le va a quedar suficiente sangre después de la extracción, puede explicarle que la cantidad que le van a extraer es muy pequeña, y que además el cuerpo produce sangre nueva todo el tiempo.